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Florence Foster Jenkins

Por Mariano Pulgar

Florence Foster Jenkins fue una soprano estadounidense nacida en 1868. Fue conocida por su completa falta de habilidad musical.

Los invito a escuchar su interpretación del aria principal del personaje La Reina de la Noche de la ópera La Flauta Mágica de Mozart.

Como podrán notar, desafina varias veces y gracias a un maravilloso pianista ella logra completar el aria a su propio tempo y antojo.

Se especula respecto a si Florence se daba cuenta o no de su falta de oído musical pero se dice que ella estaba convencida que era una maravillosa cantante y que los que se burlaban de ella era porque eran ignorantes y no estaban en condiciones de apreciar su enorme talento.

¿Qué podemos aprender de Florence?

La opinión de los demás sobre nosotros no es lo más importante.

Muchos de nosotros desde que somos pequeños, somos evaluados, juzgados y condenados por padres, familiares, compañeros de colegio, amigos y maestros como si de grandes expertos musicales se tratase.

Muchas personas a lo largo de nuestra niñez y adolescencia nos dicen que somos o no somos capaces de cantar, que nos callemos, que somos “unos perros” y sin dudas, mientras estamos transitando la niñez, adolescencia y juventud, todas esas opiniones van socavando nuestra autoestima hasta que llegamos a creer que todos tienen razón. Vamos abandonando paulatinamente la idea de ser cantantes.

En algunos casos simplemente nos rendimos. Empezamos a estudiar, trabajamos, tenemos nuestra familia y dejamos nuestros deseos de cantar reservados para la ducha, cantamos bajito o lo hacemos mientras nadie puede escucharnos, ni vernos ni criticarnos.

En otros casos nos sobreponemos a esas opiniones y seguimos adelante. Si tenemos la fortuna de toparnos con un buen maestr@ de canto (eso incluye que sea buena persona) nos daremos cuenta que todos somos capaces de cantar, de desarrollarnos y de alcanzar objetivos como cantantes.

Es posible que no todos seamos excelentes pero con dedicación y esfuerzo todos podemos llegar a ser buenos. Bueno es suficiente? Puede que para la mente de los demás no, pero para nuestro espíritu sin dudas.

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